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Empezar por Cualquier Parte: Las alternativas del Caos Creativo
Hay libros que te toman de la mano y te llevan por un camino recto, señalando cada curva. Este, permítanme advertirles, no es uno de ellos. Si lo que buscan es una receta infalible o un mapa detallado, han equivocado el sendero. Porque la escritura, esa pulsión indomable que nos habita, no es un sendero pulcro, sino una selva salvaje. Y en ella, como en el título de este pequeño artefacto que tienen entre las manos, se puede empezar por cualquier parte.
Decía la sabia Marguerite Duras que "escribir es también no hablar. Es guardar silencio. Es gritar sin ruido". Y es justo ahí, en ese grito mudo, en ese silencio cargado de electricidad, donde anida la verdadera chispa. A escribir, por supuesto, se aprende leyendo hasta la extenuación y escribiendo hasta que los dedos duelan, sí. Pero el orden... ah, el orden es un invento para los contadores de guisantes. La vida, y por ende la literatura, es un rizoma. Una raíz subterránea que se extiende sin patrón aparente, brotando donde menos te lo esperas.
Así que no se asombren si de pronto, un olor a lluvia en el asfalto viejo les dispara la primera frase de una novela de amor trágico. O si una palabra insólita, escuchada al pasar en un mercado, les abre la puerta a un universo de personajes excéntricos. Tal vez sea una imagen fugaz en la calle, el brillo de un cuchillo bajo la luz de un farol, lo que encienda un thriller. O una sensación profunda, un escalofrío en la espalda que no saben nombrar, lo que los impulse a narrar un relato de fantasmas. Incluso una simple intensidad, la vibración de la vida que a veces nos golpea sin razón, puede ser el hilo del que tirar para desenmarañar una historia entera.
Este libro es eso: una colección de chispazos. Una invitación a que se lancen al vacío con la confianza de que el aterrizaje, aunque incierto, será siempre creativo. Cada entrada es una consigna, un juego, un fragmento de una obra maestra que actúa como detonante. No hay una única puerta de entrada al laberinto de la creación. Hay miles. Y la maravilla es que pueden abrir cualquiera, o todas. Porque esa pulsión, esa fuerza sin forma que sienten dentro, ese impulso irrefrenable de contar, es el verdadero tesoro. Nuestro trabajo, ahora, es simplemente darle a esa intuición la forma del
mundo.
Empezar por Cualquier Parte: Las alternativas del Caos Creativo
Hay libros que te toman de la mano y te llevan por un camino recto, señalando cada curva. Este, permítanme advertirles, no es uno de ellos. Si lo que buscan es una receta infalible o un mapa detallado, han equivocado el sendero. Porque la escritura, esa pulsión indomable que nos habita, no es un sendero pulcro, sino una selva salvaje. Y en ella, como en el título de este pequeño artefacto que tienen entre las manos, se puede empezar por cualquier parte.
Decía la sabia Marguerite Duras que "escribir es también no hablar. Es guardar silencio. Es gritar sin ruido". Y es justo ahí, en ese grito mudo, en ese silencio cargado de electricidad, donde anida la verdadera chispa. A escribir, por supuesto, se aprende leyendo hasta la extenuación y escribiendo hasta que los dedos duelan, sí. Pero el orden... ah, el orden es un invento para los contadores de guisantes. La vida, y por ende la literatura, es un rizoma. Una raíz subterránea que se extiende sin patrón aparente, brotando donde menos te lo esperas.
Así que no se asombren si de pronto, un olor a lluvia en el asfalto viejo les dispara la primera frase de una novela de amor trágico. O si una palabra insólita, escuchada al pasar en un mercado, les abre la puerta a un universo de personajes excéntricos. Tal vez sea una imagen fugaz en la calle, el brillo de un cuchillo bajo la luz de un farol, lo que encienda un thriller. O una sensación profunda, un escalofrío en la espalda que no saben nombrar, lo que los impulse a narrar un relato de fantasmas. Incluso una simple intensidad, la vibración de la vida que a veces nos golpea sin razón, puede ser el hilo del que tirar para desenmarañar una historia entera.
Este libro es eso: una colección de chispazos. Una invitación a que se lancen al vacío con la confianza de que el aterrizaje, aunque incierto, será siempre creativo. Cada entrada es una consigna, un juego, un fragmento de una obra maestra que actúa como detonante. No hay una única puerta de entrada al laberinto de la creación. Hay miles. Y la maravilla es que pueden abrir cualquiera, o todas. Porque esa pulsión, esa fuerza sin forma que sienten dentro, ese impulso irrefrenable de contar, es el verdadero tesoro. Nuestro trabajo, ahora, es simplemente darle a esa intuición la forma del
mundo.